Sunday, September 9, 2012

UNA HISTORIA QUE CONTAR...

Hace un año pensé en contarte, lo planée, lo visualicé y hasta comencé a escribirlo, pero  al final resultó que me tardé tanto que cuando quise mostrártelo ya era demasiado tarde. Esta vez quise que fuera diferente, creo que debes saberlo, sobretodo después del regalo tan maravilloso (tus palabras, tu creatividad, tu elocuencia y tu voz) en uno de los brindis que fue, es y será uno de los más importantes de mi vida.
Es por ello que hoy quiero que sepas algo que nunca te he contado...

Hace algunos años, cuando tenía poco menos de cinco (sobra entrar en detalles de cuántos tenemos ahora), recuerdo que mi padre se sentó en mi cama y, como cuando nosotros nos acercábamos a pedir permiso para algo -usando la retórica al 1000%-, me preguntó si me gustaría tener un hermanito. Por supuesto pegué un brinco de emoción y dije que sí! Me encantaba la idea de tener un nuevo muñeco con el cual jugar... ¡No sabía lo que me esperaba!

Recuerdo poco el proceso de esos nueve meses que debieron parecerme eternos, lo que sí recuerdo (como si hubiera sido ayer) es el día en que, por la mañana, fui "literalmente" depositada en casa de "mayaya" porque mis padres tenían que hacer "algunas cosas". Obviamente mi astucia me indicaba que se estaban deshaciendo de mí, pero no entendía bien a bien la razón.

Esa tarde teníamos preparado un babyshower. La hora es lo de menos, estábamos todas listas, impacientes por ver llegar a la panzoncita futura mamá y dar comienzo a toda esa serie de actividades, eventitos y comida de estas típicas reuniones. Un ring ring del teléfono nos indicó, segundos después, que mamá no llegaría. Te nos habías adelantado un par de semanas.

A pesar de la decepción, porque nos arruinaste un poco la fiesta, nos emocionaba saber que estábamos por conocerte. Unas horas más tarde,el segundo ring ring. Después de hablar con quien sea que haya contestado, el auricular llegó a mis manos, del otro lado una voz ronca -a punto de quebrarse por la emoción- me dijo: ¡"ya nació tu hermanito"!. Aún si no puedo recordar todos los demás detalles, recuerdo perfecto que sentí una emoción difícil de describir, se me hizo un nudo en la garganta y le dije: "tengo ganas de llorar"...

Muchas cosas y emociones sucedieron después, muchas más han pasado durante los años que siguieron, pero creo que nunca me había sentido tan feliz de tener un "hermanito", como ahora. Hoy que te veo hecho todo un hombre, inteligente, audaz, atrevido, divertido, capaz, y mucho más. Tal vez sea yo la hermana mayor, pero también soy quien quisiera aprender mucho de ti para ser algún día como tú. Te quiero y te admiro aún más...

Que vengan muchos cumpleaños más y, sobretodo, ¡muchas historias más por contar!



Wednesday, August 15, 2012

DESDE OTRO PUNTO DEL MAPA


Allá abajo en la ciudad...
Alrededor de 2 millones de habitantes probablemente aún duermen mientras aquí, en las alturas, ya se percibe el aroma del café, las ollas humean, se escucha el encantador sonido de los cuchillos sobre las tablas y del aceite hirviendo. Ellos trabajando, nosotros también... Cada uno a su manera, cada uno con su estilo y, cada quién en lo que le corresponde.

A pesar de ello hay tiempo para disfrutar de la vista, de una panorámica perfecta de este nuevo lugar. Nuevo tal vez sólo para unos cuantos, pero al fin distinto. El sueño que se volvió idea, la idea que se transformó en objetivo, el objetivo por el cual se luchó y, poco a poco -pero con muchísimo esfuerzo-, se fue materializando hasta ver ahora, que la semilla germinó y está a punto de dar sus primeros frutos.

Ese sueño que comenzó siendo el de uno solo, hoy es compartido por otras tantas almas que esperan con ansias el día indicado para poder abrir "puertas y brazos" en espera de los primeros comensales. La expectación no supera la emoción, esa que vibra en cada milímetro de la piel cuando se emprende un nuevo reto. Y con esto, obviamente más compromisos y necesidad de mejora.

A la par avanzan nuestros sueños, esos que alguna vez fueron por caminos diferentes, y que hoy van entrelazados, algunos volviéndose uno, y otros simplemente acompañándose por el sendero que caminamos. Vamos a dormir y despertarmos con frío, pero de ese que se siente bien porque es compartido y poco a poco se olvida. Respiramos aire puro y nuevo. Caminamos por calles seguras que ofrecen cultura, arte, música y comida que huele bien y sabe "mucho mejor". 

Continuamos "step by step", riéndonos a diario por alguna tontería, componiendo y descomponiendo al mundo, recordando qué nos trajo hasta aquí y a dónde queremos llegar. Aún nos sorprendemos de pequeños detalles que encontramos aquí y que habíamos olvidado, y nos animamos a seguir soñando para volar hasta donde ni siquiera hemos imaginado, pero sin olvidar jamás de dónde venimos.

Ahora, la nariz pica un poco gracias a esa sustancia que suelta el chile habanero al ser quemado, volando lentamente por el aire para instalarse en nuestras gargantas y aturdir nuestros sentidos hasta toser, pero al mismo tiempo hacernos desear ver esa mezcla terminada y disfrutarla junto con el ceviche al que acompañará. Mientras tanto, con los ojos llorosos (por el intenso olor del habanero) habrá que dejar de escribir, y continuar con las tareas pendientes además, por supuesto, de disfrutar de los pequeños grandes placeres de estar aquí. Allá abajo, la ciudad ¡nos invita a visitarla! 


Wednesday, May 9, 2012

Con el paso de los años se va volviendo cada vez más difícil saber qué regalarle, y no porque ya le  haya regalado muchas cosas y se me acaben las ideas, sino porque con el tiempo he tenido la oportunidad de entender –cada vez más- y valorar, todo lo que a lo largo de los años ha hecho por mí. Y entre más lo entiendo, más pequeños e insignificantes pueden resultar los posibles regalos que le de.

Aunque, por otro lado, sé que no busca regalos materiales ni reconocimientos especiales, cada detalle, gesto, palabra y momento han sido otorgados de su corazón hacia mi persona. Seguramente ha sacrificado más cosas por mí (y por el enano) de las que nosotros sabemos. Es un hecho también que –aún sin que nosotros lo deseáramos- ha derramado lágrimas a causa de nosotros, y aún a pesar de ello, nos ama y nos trata con el mismo cariño de siempre.

Hace poco tuve la oportunidad de vivir uno de los mejores y más importantes momentos en mi vida, y estuvo siempre a mi lado, ayudándome, apoyándome y experimentando nervios, igual o más que yo. Compartimos cada instante posible, felices por la espera del gran día sabiendo que, aunque habrá más momentos importantes por venir, éste es uno de los que quedarán marcados en nuestra memoria de manera especial.  

Mi mejor manera, o quizá la que mejor creo que puede expresar mi agradecimiento por estar conmigo, por hacer de mí la mujer que soy (aunque aún tenga mucho por aprender) y por querer siempre esforzarme para conseguir grandes cosas como ella, es escribiendo. De modo que, con estas palabras lo que intento decir es:  ¡Gracias "Ma" por darme la vida pero, sobre todo, por hacerla valer la pena!.

Te amo 
¡Feliz Día de las Madres!

Monday, February 27, 2012

¿ELLA O YO?

"A grandes males, grandes remedios"

Una lucha eterna

Ana y Juan son una pareja como cualquier otra, aunque tal vez no tanto. Llevan varios años juntos y se aman locamente. Se consideran divertidos y la pasan de lo lindo cuando el tiempo se los permite. Han tenido conflictos como cualquier otro matrimonio, aún cuando se precien de tener buena comunicación en su relación, y siempre habían sabido cómo solucionarlos, hasta ahora...

Anoche, Ana tenía necesidad de hablar. Juan estaba tendido sobre la cama, con su almohada hecha un rollo detrás de su cuello -para dar mejor soporte- y en posición de :"estoy mirando tele, ¡qué feliz soy!". Ana iba y venía de un lado a otro de la habitación para tratar de llamar la atención de Juan, mientras que éste prácticamente no parpadeaba más que para lo estrictamente necesario (humedecer un poco sus ojos mientras seguía con la mirada las imágenes que se mostraban en la pantalla). Ana se movía y hacía ruidos intentando que Juan la notara, que volteara a verla y entonces sí, comenzar con la plática. ¡Esfuerzo inútil! Juan seguía inmóvil.

 
Después de una hora, cuando el programa que Juan veía terminó, Ana se había dado por vencida, estaba en cama a punto de dormirse, sin poder lograrlo porque el coraje no se lo permitía. Cuando Juan por fin tomó el control (sólo el de la televisión) puso fin a la sesión de tv nocturna y se dispuso a dormir plácidamente. Entonces la cólera de su esposa se hizo evidente para él y le pregunto: ¿te pasa algo? Quizá hubiera sido mejor no preguntar. Sentirse desplazada por la tv era una de las peores cosas que le habían podido suceder. Las palabras de Ana fluyeron como agua de río y, como si fuera una poesía -aprendida años atrás- le recitó durante minutos todo lo que sentía.

 
Mientras Ana hablaba, Juan sólo pensaba que no podía entender cuál era la molestia de su esposa. ¿Por qué le era tan difícil entender que él disfrutara tanto de algún programa? y más aún, ¿qué parte no entendía de que si miraba la tv, todos sus sentidos estaban enfocados en ello? Una vez más las diferencias de género hacían de las suyas, llevándolos al desacuerdo y al poco entendimiento por la propia naturaleza de ambos. Pero aunado a lo que ya sabían que era parte de ellos, Ana consideraba imperdonable el hecho de que Juan no contara (quizá) con la suficiente fuerza de voluntad como para simplemente oprimir un botón, apagar el televisor, y dedicarle 5 minutos a la mujer que ama...



Mira a tu alrededor, si estás en casa cuenta el número de televisores que hay en ella y analiza en dónde están ubicados. ¿Tienes idea de cuántas horas a la semana pasas frente a este aparato eléctrico? ¿Cuántas veces has sido tú una Ana más, que busca la atención de su esposo sin recibir más que ese aparato eléctrico? Aunque no debemos poner como el malo de la historia siempre al hombre, nosotras -aunque tengamos la capacidad de hacer varias cosas a la vez- también hemos sido, seguramente en varias ocasiones, víctimas y presas de la tv.

Aunque hoy en día la novedad en cuanto a la causa de divorcios pueda ser algo como los sextings, los videojuegos, cibersexo, entre otras, la televisión sigue siendo uno de los aparatos que más puede promover el fenómeno de la separación de parejas, gracias a una guerra interminable de reclamos por no tener la atención del cónyuge. Y no es falta de amor sino de entendimiento y atención, sobretodo esta última, que -para el adicto a la televisión- se encuentra concentrada en este aparato que tanta alegría le proporciona.

Esta guerra no es contra un rival de carne y hueso, no es contra otra mujer a la cual podamos reclamarle o sacar del camino, ¡no! esta guerra es contra un objeto capaz de atraer la atención de nuestros hombres de manera tal que los parece hipnotizar y "embrutecer" al grado de olvidar lo que están haciendo, llámase comer, hablar, vestirse, arreglarse y una lista interminable de posibles actividades. Todo ello debido a que nosotros mismos hemos dado a las cosas y a la tecnología, el poder de controlar nuestro tiempo y nuestra vida, olvidando que son las personas que están a nuestro lado las únicas capaces de proporcionarnos esa felicidad que en realidad vale la pena en la vida.




Finalmente, Ana decidió que no iba a perder esa guerra. Ella era mucho más capaz e interesante que la tv, y estaba dispuesta a lograr, a como diera lugar, que la televisión fuera sólo un objeto más en casa, que sólo tendría la importancia que ella y Juan quisieran darle, pero jamás tanta que los obligara a dejar de hablar entre ellos...