Saturday, March 13, 2010

CUESTIÓN DE ENFOQUES


A pesar del cansancio y la falta de energía, la idea de hacer algo "diferente" nos movió y nos acercó a la sala marcada con una Z. La cita era a las 19hrs, la gente -como es usual- arribó minutos más tarde. A pesar de los pocos asientos, el lugar no se llenó, lo cual no tiene mayor relevancia, quienes estábamos era porque realmente queríamos apreciar la proyección de esa noche. Entre comentarios -a mi parecer un poco inoportunos- de una señora "bien", nos enteramos que la función programada se pospondría porque, a decir de algunos, era demasiado aburrida y para cinéfilos que debían estar total y completamente apasionados para poder aguantarla. Para nuestra fortuna, la película elegida pertenece a la época de oro del cine mexicano, de esas que muchos aman y otros tantos odian por la falta de color y los esterotipos tan marcados.

Entre palomitas crujiendo gracias a los espectadores, en las butacas junto a nosotros, uno que otro entrando y saliendo de la sala, así como los clásicos "cuchicheos" al ver alguna escena que llamaba la atención, transcurrieron 90 minutos llenos de imágenes clásicas de un México extinto que creía haber conseguido objetivos que aún hoy no tenemos o que se vivieron brevemente; música que nos remite a sucesos históricos y romances existentes entre parejas "ideales" a quienes poco interesan las diferencias no sólo económicas sino ideológicas, y actores que dejaron huella gracias a su imagen, la rudeza en sus rostros (Pedro Armendariz), la maldad en las venas (el Indio Fernández) o el sufrimiento que no dejaba de oprimir sus corazones (Dolores del Río).
Llega el momento entonces de los comentarios, la percepción de los presentes, de conocer el sabor de boca que deja "Flor Silvestre", uno de los grandes clásicos de este cine, dirigido por Emilio Fernández y con fotografía (dicen ellos "cine de postal") de Gabriel Figueroa. Entonces descubrimos que, a través del cine, en esta mirada en blanco y negro de nuestra historia, las percepciones son tan diferentes como los enfoques de cada uno. Coincido en algunos aspectos, como en la excelente fotografía; estoy al margen en otros, como las actuaciones; y asimismo también difiero en algunos comentarios. Por otra parte -con tristeza- asiento al concordar con el que habla, acerca de que ese orgullo que manifiesta Dolores del Río sobre lo que ganó México con la Revolución, es un "algo" que se ha perdido, o es que quizá nunca lo obtuvimos en realidad. Porque esas marcadas diferencias entre campesinos y hacendados, comunmente conocidos como pobres y ricos, sigue existiendo y, lamentablemente cada vez es más notoria.

No cabe duda que esta noche terminó diferente. Disfrutamos de una proyección que a pesar de ser mexicana y transmitirse por televisión abierta desde hace muchos años, no habíamos visto la mayoría de los presentes. Tuvimos la oportunidad de relajarnos, de reir y tal vez hasta frustarnos un poco por las injusticias que muestra la historia y que, a pesar de pasar los años sabemos siguen existiendo y traspasan la pantalla. Lo rescatable es terminar con una serie de opiniones, pensamientos y preguntas acerca del cómo y el por qué de lo que observamos, no sólo enfocándonos a cuestiones cinematográficas sino a la historia de nuestro país, y lo que ésta influye en nuestra realidad actual.

Ya veremos qué sucede con la próxima película...