Friday, December 16, 2011

Posadas Navideñas: Fiesta Popular

Entre velas, cantos y ponche...
No es difícil recordar esos momentos cuando, en la niñez, acudíamos acompañados por nuestros padres, hermanos y demás miembros de la familia, a esos eventos que quizá al principio no entendíamos, pero que pronto se volvieron unos de los más preciados y los cuales no queríamos perdernos. Entre gente, velas, dulces, cantos, bebidas diversas, piñatas y muchísima alegría, éramos participes de una de las fiestas más populares y llenas de tradición que tenemos en México: las posadas.

Con el "Maratón Guadalupe-Reyes" en puerta, nada mejor que irnos preparando para cada uno de los eventos a los que seguramente tendremos que asistir esta Navidad. Probablemente en este momento nuestra agenda ya se encuentre llena de actividades de todo tipo durante el mes de diciembre, y dentro de esos eventos, no pueden faltar las tradicionales posadas, comenzando el 16 de diciembre y terminando justo la noche de Navidad.

Estas fiestas son populares en México ya que con ellas recordamos la manera en que María y José pidieron posada durante su viaje desde Nazaret hasta Belén, en donde finalmente nació el niño Jesús. Algunas veces la manera de realizarlas es seria y mucho más apegada a una representación de lo que ocurriera con la Virgen y San José, aunque en general se vean amenizadas con cantos, villancicos, velas, luces de bengala y mucha alegría.

Lamentablemente hoy en día se han perdido muchos de los elementos principales de las posadas netamente tradicionales, terminando por ser sólo una fiesta o reuinión donde apenas y se pide la posada rápidamente y sin mucho sentido, para dar paso a fiestas basadas principalmente en el alcohol, quizá tú aún tengas vívidos recuerdos de esas posadas a las cuales solías ir cuando eras niña, y que quisieras poder revivir año con año.

Todo comenzaba con la división de los invitados, la mitad dentro de la casa y la otra fuera, con sus velas, pidiendo posada. Al frente del grupo, generalmente un par de niños cargando a los peregrinos (La Virgen y San José, representados por figuras de cerámica). Una vez que eran aceptados, comenzaba la algarabía por saber todo lo que esperaba dentro de la casa. Bebidas calientes como ponche, chocolate o champurrado; tamales, pambazos, galletas, aguinaldos llenos de fruta y dulces, al igual que la piñata que era uno de los momentos más esperados.

De ese modo las horas pasaban y llegaba el momento de despedirse, pero sin tristeza porque sabíamos que aún había ocho días más, para seguir disfrutando de esas fiestas que tanto nos llenaban de alegría, y que eran sólo el preludio a la gran celebración de la Noche Buena. Nunca es tarde para seguir disfrutando de esas tradiciones, para traerlas de vuelta y, sobretodo, para compartirlas con los nuestros, preservarlas y continuarlas.


Un poco de historia
Las Posadas son una celebración católica previa a la Navidad, que consistía en nueve rosarios o visitas, del 16 al 24 de Diciembre, en los cuales se rememora el viaje de la Sagrada Familia desde Galilea hasta Belén; los 9 días tradicionales de posadas se hacen en honor a los 9 meses de embarazo que vivió María.

En 1586 fray Diego de Soria, padre del convento de San Agustín Acolman, solicitó autorización al Papa Sixto V para celebrar las misas denominadas "aguinaldo" del 16 al 24 de diciembre en los atrios de las iglesias en procesión, parando en cada una de las capillas.

Este novenario, en la actualidad, se ve eniquecido por tradiciones y celebraciones no religiosas que han creado la tradicional Posada Mexicana, misma que -con algunas variantes- se celebra también en países como Estados Unidos, Colombia y Venezuela, entre otros.


La infaltable piñata
El momento de pedir posada -cada uno con su vela en mano- termina con el canto de bienvenida al hogar que, por esa noche, es el anfitrión. Una vez dentro, quizá antes, tal vez después, o hasta en medio de la cena y bocadillos, llega el momento de la tradicional piñata. La importancia de ésta durante las posadas es innegable ya que su simple presencia emociona por igual a chicos y grandes. Con sus picos y llamativos colores atrae a todos quienes esperan ansiosos el momento de partirla y obtener la recompensa: los dulces.

Todo ello, además de la diversión y alegría que pueda provocarnos, tiene un significado que la mayoría desconocemos. Aunque muchas piñatas hoy en día han cambiado su forma y los materiales con los cuales son hechas, la piñata tradicional para las posadas es considerada una construcción artesanal hecha con barro y papel colorido que la vuelven llamativa y, hasta cierto punto, tentadora.

De acuerdo a la tradición, su forma debe ser la de una estrella con siete picos, cada uno de los cuales representa un pecado capital. La persona que pasa a pegarle a la piñata debe ser vendada de los ojos (lo que representa la fe) y el palo para pegarle representa la fortaleza de Dios. En su interior, encontraremos dulces o frutas que caerán una vez que alguien logre quebrarla (rompiendo con el pecado) recibendo así gracias y bendiciones.

¡Felices Posadas!