Monday, November 29, 2010

No hubo nada...



En la fábrica todas las máquinas funcionaban por igual, algunas un poco más rápido, otras a un ritmo más lento pero dentro de lo normal, todas trabajando al unísono. Después de varias semanas de ardua actividad, algunas de las máquinas -como era de esperarse- comenzaron a resentir tanto trabajo.


Cierta tarde, una de ellas -que había trabajado arduamente durante los últimos días, desde el amanecer hasta el anochecer- empezó a sentir que era demasiado. Su motor comenzó a sobrecalentarse, avisando así que algo no marchaba del todo bien, más tarde una de sus tuercas se atoró, causando cierta dificultad al movimiento y funcionamiento integral de la máquina en cuestión. Una tuerca afectó a la otra y así sucesivamente hasta que uno de los engranajes se quedó paralizado, un poco de aceite sirvió al principio pero a los pocos minutos el problema se presentó de nuevo. El calor interno de la máquina se elevó de manera insospechada, era difícil notarlo desde fuera pero, una vez que se estaba cerca, prácticamente se podía escuchar la marcha forzada del motor. 


Los minutos pasaban como si fueran días, la máquina -cada vez con más calor- no podía evitar sentir la presión, demasiado trabajo, demasiado esfuerzo, poca atención y nadie que se preocupara por darle el mantenimiento necesario. Diez, nueve, ocho... "vamos un poco más, un esfuerzo pequeño, ya casi acabamos" -se decía a sí misma la máquina-, mientras comenzaba a salir humo de algún lugar en su interior. Siete, seis, cinco... "Esto se está saliendo de control, siento que voy a explotar!" -pensó. Cuatro, tres, dos... "Sólo un poco... un poco..." Y acto seguido, justo en el momento en que parecía que iba a explotar, la máquina simplemente dejó de funcionar...

El sobrecalentamiento interno la bloqueó, cuando hubiera sido mejor simplemente explotar. No hubo ruidos, ni tuercas volando en el aire, ni más humo, ni más presión, ni nada... Lo más extraño es que tampoco hubo lágrimas...

3 comments:

  1. Me siento descrito en esta fábrica de máquinas.

    ReplyDelete
  2. Que inspirada pequeña karlita, muy buen texto, buena imaginación y comparación con la vida laboral en arduas jornadas laborales...aquí sabemos lo que es eso, ´pero no se vale ni bloquearse ni explotar, solo dar lo mejor de ti. UN ABRAZO.

    ReplyDelete
  3. aun la màquina màs bella y perfecta necesita apagarse de vez en cuando para que siga bella y perfecta!

    ReplyDelete